Estamos saliendo de esas fiestas que tanto nos gustan... llenas de comida, trasnochos, algunas copitas de cualquier licor... y bueno, fueron grandes momentos, en familia, pero te tengo una noticia.
TODO lo soportó tu cuerpo.
¿Y sabes? Seamos sinceros. Cada año que pasa vamos envejeciendo, y esto no te lo digo para que te asustes, sino para que entiendas que tu cuerpo ya no se recupera ni se regenera igual que antes.
Y mucho menos, si nuestros hábitos se han acumulado y ahora los vemos reflejados en centímetros alrededor de nuestra cintura y papada, en kilos sobre nuestra balanza, en arrugas en nuestra piel, en cabellos tristes y uñas quebradizas.
Terminamos medio asustadas y asombradas frente a un espejo, preguntándonos a nosotras mismas cómo y cuándo nos pusimos así.
Te digo algo: No rompas el espejo. Mejor rompe los malos hábitos que te engordaron y envejecieron prematuramente.